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sábado, 16 de mayo de 2009

Paz y Esperanza

Cuán difícil resulta experimentar paz espiritual y tener algún rayo de esperanza cuando todo a nuestro alrededor es un caos. Estamos en una lucha constante. Y no nos referimos a una lucha física sino a una guerra de conciencia. Todo está de tal manera ideado para ganar control de nuestras mentes y nuestras acciones. Estamos constantemente bombardeados por ideologías que pretenden llamar “a lo malo, bueno, y a lo bueno, malo.” (Isaías 5:20) Desde el mismo comienzo de la creación vemos como el astuto Satanás hizo que el pecado resultara atractivo al ostentar que la desobediencia a Dios tendría un efecto positivo. “…sino que sabe Dios que el día que comáis de él (del fruto prohibido por Dios), serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.” (Génesis 3:5) Hoy día seguimos sufriendo las terribles consecuencias de una desacertada decisión.

La Biblia habla acerca de la condición de la humanidad: que todos somos pecadores. “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.” (Romanos 3:23)
Y la paga del pecado es la muerte.
“Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.” (Romanos 5:12) “Porque la paga del pecado es muerte…” (Romanos 6:23a)
Pablo expresó la lucha que sostiene el ser humano por la salvación cuando exclamó: “¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Romanos 7:24)
Como seres caídos, como pecadores, todos hemos obrado mal. Aún muchos que no alcanzan a comprender el concepto del pecado, tienen el sentido del bien y del mal, y a menudo se sienten culpables cuando hacen algo malo. Para muchos, el sentimiento de culpa es abrumador.

Pero hay esperanza y ésta se nos revela en las Santas Escrituras.
“Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.” (Romanos 15:4)
La Biblia nos señala la esperanza de salvación y paz espiritual que podemos tener en Jesús por causa de su sacrificio en la cruz en favor de nosotros. La Biblia es clara al anunciar que por medio de Jesús obtenemos perdón. La respuesta sólo se encuentra en Jesús nuestro Señor y Salvador. Por causa de su amor, Cristo Jesús estuvo dispuesto a venir a este mundo, vivir como un ser humano y experimentar la muerte que nosotros debíamos padecer. En la cruz Jesús cargó sobre sí la penalidad por nuestros pecados. Jesús sufrió en nuestro lugar y murió en nuestro lugar.
“Y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo.” (Colosenses 1:20-23)
Cristo Jesús murió por los pecados de todo el mundo como un sacrificio expiatorio, hecho eficaz por medio de la fe.
“Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados.” (Romanos 3:24-25) “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.” (Romanos 5:1)

No importa quién seas o qué hayas hecho, tus pecados pueden ser perdonados por Dios si solo reclamas sus promesas de perdón para ti mismo.
“…mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 6:23b)
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Romanos 5:8)


“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.” (Juan 3:16-17)


¿Cómo hacerlo? Muy fácil.
“Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.” (Romanos 10:8-10)
“porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.”
(Romanos 10:13)
“Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.” (Hechos 3:19)


Esta es la esperanza que encontramos en la Biblia. Podemos ver claramente cómo Jesús obró en nuestro favor. Sólo a través de Jesús podemos experimentar la paz espiritual tan importante y necesaria en nuestros días. Y este mundo, ni ninguno de sus líderes nos la puede ofrecer.
“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” (Juan 14:27)

¿Estás todavía luchando con la culpa? Medita nuevamente en los textos bíblicos que te hemos presentado aquí. Léelos, ora sobre ellos y derrama tu corazón a Dios, pidiéndole que te conceda la seguridad de que esas promesas de paz y esperanza son para ti, no importa lo que puedas haber hecho en el pasado.
“Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. (Isaías 1:18)


¡Que Dios te bendiga y te guarde!

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