Traductor

viernes, 31 de julio de 2009

La Libertad Cristiana

Apocalipsis, los últimos tiempos. ¿Está usted afirmado sobre la Roca?



Para nosotros es un privilegio poder compartir con todos ustedes las hermosas enseñanzas de la Biblia desde este blog. Gracias a Dios, aún gozamos de la libertad de palabra para así hacerlo, y no dejaremos pasar esta oportunidad para llegar a ustedes con mensajes de la Palabra de Dios, llenas de amor y esperanza. No nos cansaremos de anunciar que el retorno de nuestro Señor Jesucristo está cerca. Compartimos con ustedes palabras de ánimo y de aliento para que su fe no mengue. Mostramos como nuestro Dios es fiel en cumplir su Palabra. Y sobretodo, nuestro mayor interés es que aquellos que se encuentran lejos de Dios tengan un encuentro personal con nuestro Salvador Jesucristo.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Juan 3:16

“Y esta es la vida eterna: que te conozcan a tí, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.” Juan 17:3

Queremos esta vez exponer algunos principios fundamentales en cuanto a la verdadera libertad, la cual es indispensable para una vida plena. Y sabemos que el autor y supremo defensor de la libertad es Dios, la fuente de la vida.

En la Biblia podemos leer en Juan 8:32 - “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” ¿Y quién es la verdad? Jesús dijo de él mismo en Juan 14:6 - “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida, y nadie viene al Padre sino es por mí.” Solamente através de Jesús, el Hijo de Dios, conoceremos la verdad y ésta nos hará verdaderamente libres. ¿Pero libres de qué? ¡Libres del pecado! Porque: “todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado” Juan 8:34. Y Mateo 1:21, dice de Jesús: “y él salvará a su pueblo de sus pecados.”

Cuando aceptamos a Jesús como nuestro Salvador, su Espíritu viene a morar en nosotros. “Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.” 2 Corintios 3:17


Querido amigo que lees, sólo serás verdaderamente libre cuando abras tu corazón a Cristo Jesús. En Juan 8:36 leemos: “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” Gracias a Dios Padre que envió a su Hijo Jesucristo a morir en la cruz para libertarnos de la esclavitud del pecado.

Ahora bien, cuando hablamos de la libertad que nos da Cristo, hablamos de una libertad espiritual, y por ende, esto no nos exime de obedecer las leyes terrenales. La Palabra de Dios declara en Romanos 13:1-2: “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos.”

¿Pero qué pasa cuando la autoridad civil invade los dominios de Dios, la esfera espiritual? Cristo estableció un principio básico para las relaciones entre la iglesia y el estado: “Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.” Marcos 12:17

En la historia de Daniel, podemos ver que Dios demostró ante el mundo entero, que la religión es un dominio ajeno a la esfera legítima de la autoridad civil, y que todo individuo debería tener libertad para adorar o no, de acuerdo con los dictados de su propia conciencia. No debe haber ley civil que nos indique o señale cómo llevar nuestra vida espiritual. La historia nos demuestra como la intervención del poder civil en los aspectos religiosos, trajo terribles consecuencias.

¿Y qué hemos de hacer cuando las órdenes de Dios van en contra de las dadas por el hombre? Veamos… Jesús, antes de partir a su morada celestial, luego de su resurrección, le dijo a sus discípulos: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” Marcos 16:15. Pero más adelante nos encontramos con que los gobernantes y sacerdotes en Jerusalén prohibían a los discípulos seguir las intrucciones dadas por Jesús. Hechos 4:18-20 nos dice: “Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús.” Y ellos respondieron: “Juzgad si es justo delante de Dios, obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.” Así que, haciendo caso omiso a la amenaza de ellos, los discípulos decidieron seguir predicando el evangelio de Cristo. Luego, más tarde, fueron nuevamente interrogados: “¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? A lo que los discípulos respondieron: “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.” Hechos 5:28-29


Es demasiado obvio para que se necesite discusión, el que la ley de Dios, el gran principio de la benevolencia, es suprema, y que, en cualquier caso de conflicto entre la ley humana y la divina, “es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.”

Ningún ser humano tiene el derecho de usurpar el lugar de Dios, ni mucho menos de imponer al prójimo las creencias o prácticas de un culto determinado. La obra de Cristo es liberar a los hombres, renovar la fe, y guiar a una obediencia voluntaria y leal a Dios.

Ahora bien, ¿quiénes persiguen y por qué?

Las persecuciones religiosas, como recursos destinados a defender la sana doctrina o convertir a pecadores, están abiertamente en contra de la naturaleza y el espíritu del cristianismo genuino. Pero, ¿por qué millones de personas fueron perseguidas en el pasado debido a sus convicciones religiosas? Estas persecuciones fueron “supuestamente” hechas en el nombre de Cristo y de su Evangelio. Pero nuestro Señor Jesucristo es un todo un caballero, él toca la puerta de tu corazón, él no la fuerza. Jesús te dice: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” Apocalipsis 3:20



Pero, ¿será posible que en el futuro volvieramos a experimentar persecuciones por causa de nuestra fe? Pablo declara en 2 Timoteo 3:12: “Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución.” Si actualmente nosotros no estamos padeciendo persecución como nuestros hermanos en el pasado, quiere esto decir que tal vez hemos estado consintiendo y tolerando el pecado y transigiendo con el error. Hemos estado muy pasivos y guardando silencio ante las aberraciones que inundan nuestra sociedad y que entran también a nuestras iglesias.

En la Palabra de Dios vemos claramente que los hombres perversos siempre persiguen a los justos. Si buscas, descubrirás que desde el principio todas las personas que hacían la voluntad de Dios eran perseguidas.

He aquí algunos ejemplos:

¿Por qué Caín mató a Abel?
“Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros. No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas.” 1 Juan 3:11-12

Comentando el trato de Isaac, el hijo de Sara, por parte de Ismael, el hijo de la sierva, ¿qué principio sienta el apóstol Pablo?
“Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora.” Gálatas 4:29

Otros ejemplos de persecusión mencionados en la Biblia son:
1. Los envidiosos hijos de Jacob persiguieron a José
2. Saúl, que desobedecía a Dios, persiguió a David, que temía a Dios
3. Israel, en la apostasía, persiguió a Elías y Jeremías, que eran profetas de Dios
4. Nabucodonosor, mientras era idólatra, persiguió a los tres hebreos cautivos porque se negaron a adorar ídolos
5. Pablo, antes de su conversión, perseguía a la iglesia de Dios
La historia de todas las persecuciones religiosas desde los tiempos bíblicos no es sino una repetición del mismo fenómeno; los impíos persiguen a los justos. Y así seguirá siendo hasta el fin del conflicto entre el bien y el mal.

Veamos las siguientes citas en el Salmo 37:
v. 12 – “Maquina el impío contra el justo, y cruje contra él sus dientes.”
v. 14 – “Los impíos desenvainan espada y entesan su arco, para derribar al pobre y al menesteroso,
para matar a los de recto proceder.”
v. 32 – “Acecha el impío al justo, y procura matarlo.”

Según Thomas Clarke: “Hay muchos que no parecen percibir que la violencia en religión es antirreligiosa, y que quien quiera esté en el error, el perseguidor no puede ser justo.”

Dios nunca fuerza la voluntad o la conciencia; pero para someter a los hombres al pecado, Satanás sí recurre a la fuerza. Para lograr su propósito, él obra por medio de los gobernantes religiosos y seculares, influyendo en ellos para que promulguen e impongan leyes humanas en oposición a la ley de Dios.

¿Bajo qué terrible engaño dijo Cristo que los hombres perseguirían a sus prójimos?
“Estas cosas os he hablado, para que no tengáis tropiezo. Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios.” Juan 16:1-2

Cuando Santiago y Juan deseaban pedir que descendiera fuego del cielo para consumir a los samaritanos que no recibieron a Cristo, ¿qué les dijo Jesús?
“Entonces volviéndose él, los reprendió, diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois; porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas.” Lucas 9:55-56

Juan Wesley dio el siguiente consejo cristiano: “No condenéis a nadie porque no piense como vosotros; goce cada uno plena y franca libertad para pensar por sí mismo; use cada uno su propio juicio, siendo que cada uno debe dar cuenta de sí mismo a Dios. Aborreced toda aproximación, de cualquier clase o grado, al espíritu de persecución. Si no podéis guiar a un hombre a la verdad por el razonamiento o la persuación, nunca intentéis forzarlo a aceptarla. Si el amor de Dios no lo constriñe a venir, dejadlo en manos de Dios, el juez de todos.” Muy sabio consejo el de Juan Wesley.

Ahora bien, Jesús, que también fue sumamente perseguido, nos dio una advertencia en Juan 15:18-21:
“Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. Mas todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado.”

Pero también dejó promesas para aquellos que padecieran persecución:

“Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.” Mateo 5:10-12

“No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.” Apocalipsis 2:10

Que nada te impida seguir la voluntad de Dios.

¡Que Dios te bendiga y te guarde!

No hay comentarios: