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domingo, 8 de enero de 2012
El círculo virtuoso de Jesucristo
Examinadlo todo; retened lo bueno. Absteneos de toda forma de mal.
1 Tesalonicenses 5: 21-22
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¿De qué serviría anunciar y saber de los últimos tiempos profetizados en la Biblia si estos nos encontraran sin fe y esperanza en Jesucristo?
¿De qué serviría el Atalaya si el que avisa no estuviera a salvo?
¿Para qué serviría la advertencia si esta no guiara a la voluntad de Dios?
En esta entrada compartimos un breve devocional de un texto del Evangelio de San Marcos.
Habla de un día en la Vida de Cristo y del círculo virtuoso que lo llevó a cumplir con su Misión Redentora.
Creemos que en estos tiempos difíciles hace más falta que nunca su Presencia y su Fortaleza en nuestras vidas.
Texto tomado de la página: Iglesias de las casas
Marcos 1:14 Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios,
1:15 diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.
1:16 Andando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores.
1:17 Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres.
1:18 Y dejando luego sus redes, le siguieron.
1:19 Pasando de allí un poco más adelante, vio a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan su hermano, también ellos en la barca, que remendaban las redes.
1:20 Y luego los llamó; y dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, le siguieron.
1:19 Pasando de allí un poco más adelante, vio a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan su hermano, también ellos en la barca, que remendaban las redes.
1:20 Y luego los llamó; y dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, le siguieron.
1:21 Y entraron en Capernaum; y los días de reposo, entrando en la sinagoga, enseñaba.
1:22 Y se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
1:23 Pero había en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu inmundo, que dio voces,
1:24 diciendo: ¡Ah! ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Sé quién eres, el Santo de Dios.
1:25 Pero Jesús le reprendió, diciendo: ¡Cállate, y sal de él!
1:26 Y el espíritu inmundo, sacudiéndole con violencia, y clamando a gran voz, salió de él.
1:27 Y todos se asombraron, de tal manera que discutían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta, que con autoridad manda aun a los espíritus inmundos, y le obedecen?
Mar 1:28 Y muy pronto se difundió su fama por toda la provincia alrededor de Galilea.
1:29 Al salir de la sinagoga, vinieron a casa de Simón y Andrés, con Jacobo y Juan.
1:30 Y la suegra de Simón estaba acostada con fiebre; y en seguida le hablaron de ella.
1:31 Entonces él se acercó, y la tomó de la mano y la levantó; e inmediatamente le dejó la fiebre, y ella les servía.
1:32 Cuando llegó la noche, luego que el sol se puso, le trajeron todos los que tenían enfermedades, y a los endemoniados;
1:33 y toda la ciudad se agolpó a la puerta.
1:34 Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque le conocían.
1:35 Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.
1:36 Y le buscó Simón, y los que con él estaban;
1:37 y hallándole, le dijeron: Todos te buscan.
Estos versículos del evangelio de Marcos detallan un día en la vida de Jesús.
El relato nos habla de un comienzo de la predicación del Reino de Dios, luego del llamamiento de los discípulos, más adelante nos muestra a Jesús enseñando en la sinagoga, echando a un espíritu inmundo en la misma sinagoga, luego yendo a la casa de Simón y sanando a la suegra y ya habiéndose puesto el sol le trajeron a los enfermos y a los endemoniados y a muchos sanó, según dice la Palabra de Dios.
Una jornada agotadora podríamos decir. Haciendo bienes y con el mal/o en continua oposición a sus iniciativas y a sus hechos.
Lo hecho por Jesús, que figura en el relato bíblico, tiene como precedente el haber estado ayunando durante cuarenta días y cuarenta noches (Mateo 4: 2) buscando la comunión con su Padre en una situación de negación de las necesidades básicas y en medio de la nada: el desierto.
El porqué del ministerio de Jesucristo y de su vida se encuentra en este pasaje claramente.
Jesús inicia su ministerio después de superar la tentación que le hiciera Satanás; victoria que le fuera dada sólo por la búsqueda de la Presencia de Dios por medio de la negación de sí mismo en un lugar inhóspito en el que no había nada en que basarse ni nada a que recurrir como ayuda.
Salmos 73:25 "¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti?
Y fuera de ti nada deseo en la tierra."
La clave no era la bendición sino el Dador de la bendición. Jesús tenía y era contenido por el Dador de la bendición: Dios Padre.
Muchas veces tenemos la tendencia a hacer una interpretación romántica de la vida y de nuestra fe.
Tenemos una tendencia a interpretar el texto bíblico dejando de lado el aspecto sacrificial diario y el aspecto disciplinario del día a día.
Discípulo y disciplina tienen la misma raíz.
Vemos el sacrificio final de Jesús en la Cruz como EL SACRIFICIO, y está bien que así sea, pero en la vida de Jesús se aprecia una continua necesidad de la Presencia de Dios y una continua negación de sí mismo en búsqueda de esta Presencia plena de Dios en Él .
Una cuestión de necesidad imprescindible.
La vida de Jesús reclamaba: ¡¡¡Padre, necesito de tu Presencia de modo imprescindible!!!
Alguno dirá que Jesús no tenía semejante necesidad porque Él mismo era Dios hecho hombre.
Sin embargo, esta afirmación no tiene en cuenta algo esencial de la fe cristiana y es que Cristo se despojó a sí mismo de su deidad y vivió como Hombre por fe.
Filipenses 2:5 "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,
2:6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,
2:7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres..."
Es desde esta perspectiva que se ve claramente que como Hombre perfecto, Él necesitaba de la comunión con su Padre más que del mismo aire para respirar y vivir.
Esta es la clave de su vida y también de la nuestra.
Su vida dependió de la Presencia de Dios y la Presencia de Dios dependió de su búsqueda de la Presencia de Dios.
Una búsqueda circular: La Presencia de Dios lo hacía orar y buscar continuamente la Presencia de Dios y a su vez la oración lo llevaba a la misma Presencia de Dios que lo llevaba nuevamente a un diálogo pleno con su Padre en oración: Un círculo virtuoso Perfecto.
Jesús decía: ¡Padre, sin ti nada puedo hacer! ¡Necesito de ti!
Es por esto que Jesús, el mismísimo Hijo de Dios dio el fruto que dio, porque su ministerio fue marcado por esta necesidad fundamental.
Lo cierto es que Jesucristo fue 100 % inspiración de Dios y 100 % transpiración y sacrificio puesto al servicio de Dios y de los hombres, y el motor de esto fue la Presencia plena de Dios en Él que Él mismo buscó en forma desesperada.
Veámoslo sin romanticismo
Esto le costó, madrugar y dedicarle a Dios su Padre la primeras horas de la mañana no le era fácil.
Apartar tiempo para tener nuestro devocional cuesta, hay que dejar cosas de lado. Pero que mejor que dejar cosas de lado para ir al encuentro con el Dios verdadero, con nuestro Padre Bueno.
Es por esto que el pasaje que leímos al principio de esta entrada nos dice que al día siguiente en Marcos 1:35, nos dice que luego de una jornada agotadora:
"Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba."
Jesús sabía de la bendición y de lo maravillosa que es la continua y plena compañía de Dios en su vida, y no cambiaba todo el universo por esto.
La vida de Cristo estuvo marcada por la plenitud de Dios en Él y esto fue así por la búsqueda que Él hizo de la Presencia de Dios por medio de la oración.
Pidamos a Dios que la experiencia de Jesús se haga realidad concreta en nuestras vidas.
¡Cuidate!
¡Dios te bendiga!
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¡Cuidate!
¡Dios te bendiga, el Señor viene pronto!
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