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domingo, 24 de mayo de 2009

El nombre que reúne

Las formas más efectivas en que la Iglesia puede llevar a cabo su crecimiento y la expansión del Evangelio son mucho más sencillas y mucho menos aparatosas que las que se llevan adelante en la actualidad. Añadiremos en esta entrada y en otras posteriores algunos textos con fuerte fundamento bíblico para que aquellos creyentes que se animen a pertenecer a una Iglesia que verdaderamente se base en la Palabra de Dios, deseche las tradiciones y oiga y ponga en práctica la Voluntad de Dios para los tiempos que corren.

En estos tiempos de confusión y corrupción mundial es necesario expandir el Mensaje de Cristo a toda criatura, esto será como la sal en medio de la infección que ha sido consecuencia de darle nuestras espaldas a Dios.

El siguiente texto es parte del libro "El nombre que congrega", de G. André.
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EL NOMBRE QUE CONGREGA
INTRODUCCION


Jesús: "No hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos"

Hechos 4:12
12 Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
Tampoco hay otro que sea el centro de la reunión de los redimidos.

Mateo 18:20
20 porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
Después de haber liberado de Egipto a los hijos de Israel, Dios quiso reunirlos y habitar en medio de ellos en el tabernáculo.


Éxodo 25:8
8 Me erigirán un santuario, y habitaré en medio de ellos.


Éxodo 29:45-46
45 Yo habitaré entre los hijos de Israel y seré su Dios.
46 Así conocerán que yo soy Jehová, su Dios, que los saqué de la tierra de Egipto para habitar en medio de ellos. Yo, Jehová, su Dios.


Una vez entrado "en la tierra" - Deuteronomio 12 - el pueblo debía buscar el lugar en que Jehová pondría Su nombre. Siglos transcurrieron hasta que Jerusalén fue conquistada y el templo erigido sobre el monte Moriah, donde Abraham había ofrecido a Isaac, y donde David había hecho lo propio con los sacrificios cuando sobrevino la peste. La nube lleno el templo...

2 Crónicas 5:13
13 Hacían sonar, pues, las trompetas y cantaban al unísono, alabando y dando gracias a Jehová. Y sucedió que mientras ellos alzaban la voz al son de las trompetas, de los cím-balos y de los otros instrumentos de música, y alababan a Jehová diciendo: «Porque él es bueno, porque su misericordia es para siempre», una nube llenó la Casa, la casa de Jeho-vá.

...como había llenado el tabernáculo de reunión.

Éxodo 40:34
34 Entonces una nube cubrió el Tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el Tabernáculo.
Después de siglos de infidelidad de parte del pueblo y de paciencia de parte de Dios, la nube dejó el templo.


Ezequiel 10:4-18
4 Entonces la gloria de Jehová se elevó de encima del querubín hacia el umbral de la puer-ta; la casa se llenó de la nube y el atrio se llenó del resplandor de la gloria de Jehová.
18 Entonces la gloria de Jehová se elevó de sobre el umbral de la casa, y se puso sobre los querubines.


Ezequiel 11:23
23 La gloria de Jehová se elevó de en medio de la ciudad y se puso sobre el monte que está al oriente de la ciudad.


El templo, destruido y reedificado varias veces, finalmente fue aniquilado cuarenta años después de la muerte del Salvador.
Hoy, la habitación de Dios sobre la tierra, no está más en una casa hecha de manos, sino que, mediante Su Espíritu, Él habita en los corazones de los suyos. Efesios 2:21 nos presenta a los creyentes bajo la forma de un edificio en construcción que "va creciendo para ser un templo santo en el Señor", edificio que sólo será acabado cuando Él vuelva. Pero el versículo 22 nos los presenta como juntamente edificados para ser actualmente "morada de Dios en el Espíritu".

Efesios 2:21-22
21 En él todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor;
22 en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.


Las ovejas de Israel eran mantenidas juntas mediante el cercado de leyes y ordenanzas: era la época del "redil".


Juan 10:1
1 »De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ese es ladrón y salteador.
El Señor hizo salir de él sus ovejas judías...


Juan 10:3-4
3 A este abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre y las saca.
4 Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas lo siguen porque conocen su voz.
...pero Él agrega....


Juan 10:16
16 Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; a esas también debo atraer y oirán mi voz, y habrá un rebaño y un pastor.


...las que Él iba a sacar de entre las naciones. De ahí en adelante no son más las paredes las que mantienen juntas las ovejas, sino un centro: el único Pastor.

Vemos en los Hechos cómo las almas fueron añadidas "a la iglesia" (2:47) o "al Señor" (de entre los judíos, 4:14 en la versión moderna y otras) y de nuevo "al Señor" (11:24, de entre los gentiles) para formar la iglesia (v. 26).
Sólo Él es el centro de la reunión. Es un Cristo conocido en poder y en gracia el que debe agrupar a las almas alrededor de Él, y no doctrinas, por más útiles que éstas sean en su debido lugar.
La Palabra emplea, entre otras cosas, cuatro figuras para representar la congregación de los creyentes:
El rebaño cuyo centro es el Pastor de las ovejas
El cuerpo, cuya cabeza es Cristo.
La casa, cuya principal piedra del ángulo es Jesucristo.
La esposa, cuyo Esposo es el Cordero.
El creyente es llamado a seguir individualmente al Señor. Es el andar, en el cual Cristo es su Modelo. Es también deseo del Señor congregar alrededor de Él a sus redimidos para ser su Centro. Pero cuánto hay que cuidarse de no aplicar estricta y teóricamente las verdades concernientes a la congregación cuando indivi-dualmente se anda deshonrando al Señor, lo que desacredita Su Nombre y Su testimonio, además de constituir piedra de tropiezo para los que quisieran acercarse.

I. EL CUERPO DE CRISTO
¿Por qué me persigues? Había dicho el Señor de gloria a Saulo derribado en el camino a Damasco; sin embargo, Saulo no perseguía a Jesús, sino a los Suyos. No obstante, al acosarlos la emprendía de hecho contra el Señor mismo, quien los reconocía como siendo uno con Él. Saulo debía ser el vaso mediante el cual Dios revelaría el misterio escondido desde los siglos: la unión de Cristo con Sus redimidos en un solo cuerpo.
1. ¿Quién forma parte de él?
1 Corintios 12:13
13 porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, tanto judíos como griegos, tanto esclavos como libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
El bautismo del Espíritu Santo tuvo lugar durante Pentecostés; esta expresión sólo está empleada en relación con la formación del cuerpo de Cristo. Desde entonces, todos los que, habiendo oído el Evangelio, lo creyeron, fueron "sellados con el Espíritu Santo".


Efesios 1:13
13 En él también vosotros,
habiendo oído la palabra de verdad,
el evangelio de vuestra salvación,
y habiendo creído en él,
fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,
Todos los creyentes han llegado a ser así participantes de ese bautismo y por medio del Espíritu Santo forman un solo cuerpo. El Espíritu Santo, como Persona, vino a la tierra durante Pentecostés y dejará este mundo, juntamente con la Iglesia, a la venida del Señor.


2 Tesalonicenses 2:7
7 Ya está en acción el misterio de la iniquidad; solo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio.
Todos los creyentes, pues, desde Pentecostés hasta el retorno del Señor, forman parte del "cuerpo de Cristo".


Efesios 1:23
23 la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.
Esta expresión también está empleada para indicar ya sea a todos los santos que viven sobre la tierra en un momento dado, ya sea a los que existen en una localidad en un momento dado.


Romanos 12:5
5 así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.


1 Corintios 12:27
27 Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo y miembros cada uno en particular.
Esa unidad del cuerpo de Cristo existe, pues; es producida por el Espíritu Santo como resultado de la obra del Señor Jesús en la cruz. No se trata de crearla, sino de guardarla y de mostrarla.


Efesios 4:3
3 procurando mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz:
Según...


1 Corintios 10:17
17 Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo, pues todos participamos de aquel mismo pan.


..."no existe otro medio de representar o expresar públicamente la unidad del cuerpo de Cristo más que partiendo el pan" (R.B.)
El cuerpo de Cristo es un organismo viviente y no una organización de la cual uno forma parte a voluntad porque se adhiere a una cierta profesión de fe o porque se está de acuerdo sobre diversos puntos. Que lo sepa o no, que lo quiera o no, todo redimido del Señor es un miembro del cuerpo de Cristo a causa de lo que el Señor Jesús hizo por él y con él. Se trata, pues, de dar expresión a lo que uno es, y no de llegar a serlo.

2. ¿Cómo funciona?
Efesios 4:15-16
15 sino que, siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,
16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.


Colosenses 2:19
19 pero no unido a la Cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios.


Estos versos nos muestran que el cuerpo obtiene todo de la cabeza, la cual es Cristo en el cielo. Es de Él que, según la operación correspondiente a cada miembro en particular, "el cuerpo ... efectúa el aumento del cuerpo" (Versión moderna y otras). En el cuerpo "bien concertado y unido entre sí" y "nutriéndose", sólo puede haber prosperidad si "todas las coyunturas que se ayudan mutuamente", "según la actividad propia de cada miembro", cumplen lo que les ha sido confiado; si no, sólo resulta debilidad y confusión.
Todo dimana de la Cabeza; pero el Señor ha querido servirse de los miembros del cuerpo para su funcionamiento práctico sobre la tierra. El cuerpo es uno, pero se compone de varios miembros que tienen una gran diversidad de funciones y dones. (Ver Romanos 12, 1 Corintios 12 y Efesios 4).
Nadie debe escoger el servicio que desea, pues...

1 Corintios 12:18
18 Pero ahora Dios ha colocado cada uno de los miembros en el cuerpo como él quiso,
Él quiere que los miembros todos se preocupen los unos por los otros. Diversos dones han sido dispensados a la Iglesia, pero también toda clase de funciones: la de ayudar, la de gobernar, el servicio, la distribución, el ministerio de la misericordia.


Tres peligros amenazan a los miembros del cuerpo.
El primero y más frecuente es el de no discernir ni cumplir la función que el Señor ha confiado. Uno se adormece; permanece indiferente a los intereses de la Iglesia de Dios; no está ejercitado para saber qué don el Señor le ha confiado, ni para desear ardientemente uno mejor.

1 Corintios 12:31
31 Procurad, sin embargo, los dones mejores.
¡Qué pérdida, no sólo para uno mismo, sino para el conjunto!
El segundo peligro lo constituyen los celos...
1 Corintios 12:15-17
15 Si dijera el pie: «Como no soy mano, no soy del cuerpo», ¿por eso no sería del cuerpo?
16 Y si dijera la oreja: «Porque no soy ojo, no soy del cuerpo», ¿por eso no sería del cuerpo?
17 Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuera oído, ¿dónde estaría el ol-fato?


¡El servicio que me toca es tan poco importante que quisiera el de otro, más destacado!
El tercer peligro es el de estar tan imbuido de la función recibida que se llega a menospreciar a los débiles

1 Corintios 12:21-23
21 Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros.
22 Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios;
23 y a aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a éstos vestimos más dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro.
Sólo mi don es importante, no necesito a los demás. ¡Peligro más frecuente de lo que parece a primera vista! ¿Olvidamos la exhortación de Corintios?


1 Corintios 4:7
7 Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?
Pero esos peligros no deben hacernos perder de vista la hermosura de ese organismo único, al que el Señor y la fe consideran hoy tan real como en los primeros días de la historia de la Iglesia sobre la tierra. "Hay un so-lo cuerpo". La fe no duda de ello sino que abraza en ese mismo organismo a todos los rescatados por el Señor, esparcidos en todos los países, en todas las condiciones, en todas las denominaciones humanas que, a menudo, ocultan su verdadero carácter.
¿Por qué quiso el Espíritu de Dios colocar el capítulo 13 entre 1 Corintios 12 – que nos habla del cuerpo y de sus miembros – y 1 Corintios 14 – que nos da su funcionamiento práctico en la Iglesia? Porque nada puede prosperar sin el amor. Es el marco de...


Efesios 4:15-16
15 sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,
16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.


No el amor que busca en los demás; no amor que se pretende no hallar en la congregación; sino el amor del Señor que nos penetra y nos lleva a amar "porque él nos amó primero": amor sin el cual "vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retañe... Nada soy... De nada me sirve"; amor que es la mayor cosa del mundo, "amor que nunca deja de ser".


II. LA CASA DE DIOS

1 Pedro 2:4-7
4 Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa,
5 vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.
6 Por lo cual también contiene la Escritura:
He aquí, pongo en Sión la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa;
Y el que creyere en él, no será avergonzado.
7 Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen,
La piedra que los edificadores desecharon,
Ha venido a ser la cabeza del ángulo;


La palabra también nos presenta al conjunto de los creyentes como la casa de Dios aquí abajo.
Las tablas del tabernáculo proveían una figura de ello: cada tabla había sido tomada de un árbol que crecía de la tierra; se la daba forma, se la cubría de oro y se la colocaba sobre basas de plata. Tal el redimido: Sacado de este mundo, revestido de la justicia de Dios en Cristo, fundado sobre la redención. Pero una tabla, por sí sola, no hubiera podido mantenerse parada; era necesario unirlas en un conjunto para formar el tabernáculo que vino a ser la casa de Dios.
Ocurrió lo mismo con las piedras del templo de Salomón. Sacadas de la cantera, labradas conforme a la debida medida, se las traía luego al edificio que se levantaba progresivamente.
Y hoy, "vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual". Esta casa espiritual es "morada de Dios en el Espíritu" en un momento dado en la tierra, como también "un templo santo en el Señor que va creciendo hasta que esté terminado y el Señor se lo lleve junto a Él.

Efesios 2:21-22
21 en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Se-ñor;
22 en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.


Bajo este aspecto, la casa de Dios es:
1. Tal como el Señor la edifica.
Él dice en Mateo 16: "Edificaré mi iglesia". Es Él, pues, quien quería edificarla; pero este edificio era algo futuro; sólo en Hechos 2 lo vemos dotado de existencia. Cristo mismo es la roca del fundamento, la principal piedra de ángulo. A través de los siglos, Él agrega piedras vivas, unas tras otras, hasta que, acabado su trabajo, la Iglesia sea la santa ciudad que vemos brillar al final del Apocalipsis.
Pero bajo otro aspecto, la construcción de ese edificio ha sido:
2. Confiada al hombre
1 Corintios 3:9-17
9 Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.
10 Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobre edifica.
11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.
12 Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca,
13 la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.
14 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.
15 Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.
16 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?
17 Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.


El fundamento ha sido puesto: Jesucristo. Los apóstoles, y luego los siervos de Dios a través de los siglos, han edificado sobre este fundamento. Mas no todos trajeron "oro, plata, piedras preciosas", es decir, enseñanzas según la Palabra que "engendra" almas que tienen la vida de Dios, revestidas de la justicia de Dios en Cristo, fundadas sobre la redención y capaces de reflejar algunas de las glorias del Señor Jesús. Otras enseñanzas han producido sólo "madera, heno, hojarasca": mucha apariencia, un gran volumen (¡en contraste con una piedra preciosa!) Pero ninguna realidad. Cuando el fuego prueba semejante obra, esta es quemada, aun cuando el siervo mismo si poseía verdaderamente la vida de Dios – es salvo, pero como si pasara a través del fuego. Otros, por su parte, no sólo han – a traído malos materiales, sino que han corrompido el templo de Dios, y Dios los "destruirá" (v. 17).
En semejante edificio – la cristiandad – hay pues, una mezcla de personas: unas que tienen la vida de Dios; otras que tal vez tienen una vida moral y ordenada pero que no han nacido de nuevo; y otras todavía que son verdaderamente corrompidas. La "casa de Dios" viene a ser una "casa grande", como veremos en 2 Timoteo 2.
El cuerpo de Cristo nos ha dado, pues, la idea predominante de la indisoluble unión, de la unidad de los res-catados; la casa de Dios coloca ante nosotros la responsabilidad de los que edifican y de los que pretenden formar parte de ella.

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